Hoy son todos parecidos





http://www.lacapital.com.ar/ed_impresa/2009/2/edicion_128/contenidos/noticia_5090.html

Hoy nos ocupa lo que nos preocupa. Gran parte de la ciudadanía de nuestro país, pero especialmente la totalidad del pueblo de nuestra provincia asiste enmudecida y sorprendida a la escena que protagoniza la dirigencia provincial y que se enmarca en una delicada situación coyuntural y estructural.

Para darle orden a la idea que nos ronda, comencemos por situarnos en la imagen que se proyecta en nuestras cabezas. La conocida dirigencia de nuestra provincia elabora un diagnóstico que llamativamente es común, y con el que, sorprendentemente, coincidimos: estamos frente a una crisis global que afecta nuestra economía y factores de la producción que vienen galopando sobre los efectos de un conflicto prolongado con el sector agropecuario (en ausencia de diálogo), agravado por una sequía devastadora que retroalimenta el circuito infernal: falta de producción, deformación de las variables relativas de la economía, especulación, desocupación, caída de la demanda, enfermedades, inseguridad y muerte.
Los gritos, la histeria y las imputaciones cruzadas nos recuerdan las tribunas políticas de campañas electorales, y allí se nos viene a la memoria otra coincidencia en los discursos: ¿cuántas veces hemos oído sobre las razones de Estado? ¿Cuántas hemos escuchado sobre el trazado de ejes de gobierno básicos a ser respetados por cualquier conducción política o gobierno? ¿Cuántas veces se ha mencionado que toda crisis implica oportunidades? ¿Finalmente, cuántas otras veces se propusieron gestiones de apertura, diálogo y superación de los enfrentamientos?

Entonces, hagamos un ejercicio de imaginación: supongamos que la provincia de Santa Fe solicita una audiencia con las autoridades nacionales, cuya delegación estaría representada por el propio gobierno provincial, los senadores nacionales, diputados nacionales y fuerzas políticas, gremiales y productivas. Bien, imaginemos ahora que sólo se solicite para poder dialogar y explicar los problemas que acarrea la crisis y acaso algún esbozo de propuesta. ¿Cuál sería el efecto? En todo caso ¿cómo lo viviría "la gente"?
Ahora sí, volvamos a la realidad, aquella realidad que nos muestra a nuestros máximos dirigentes y representantes, aquellos que sin duda tienen los más altos cargos y responsabilidades, a los gritos, encerrando al pueblo en una aceleración de los tiempos electorales y de disputas de liderazgos, que contrastan con las características personales de los referentes máximos provinciales, quienes son reconocidos por la prudencia y equilibrio, tanto de sus gestos como de sus declaraciones.
Lamentamos tener que coincidir con la gravedad de la crisis, pero lo que nadie dice es que la dinámica de conflicto de estos tiempos no hace más que agudizar los problemas y alejar las oportunidades de diálogo, porque al final, así las cosas, ¿la dirigencia diseña soluciones o forma parte del problema?

Imaginamos la dirigencia de Santa Fe reunida, como debe hacer una familia que está en problemas. ¿Es que alguien piensa que este escenario puede perjudicar a alguien en sus apetencias personales o políticas?

No decimos esto desde la ingenuidad, ni desde el facilismo de los discursos, somos propositivos y practicamos esto que pregonamos, ¿o acaso no asistimos al diálogo propuesto por el gobierno provincial con propuestas para la crisis y la reforma constitucional, o la gestión municipal de Santa Fe no ha recibido nuestro apoyo, incluso en proyectos de nuestra autoría? Baste mencionar que aquellos que algunas vez fueron reformistas hoy se oponen, sincronizados con aquellos que hoy mismo la impulsan, cuando antes la demonizaban.
Finalmente, con dolor tenemos que decir que la gravedad de la situación no nos deja coincidir con aquel pronóstico según el cual quizás no exista octubre. En modo alguno, porque en la peor de las circunstancias los dirigentes no quedarán desocupados, no vivirán bajo la línea de la pobreza, pero lamentablemente la gente sí, la gente tendrá un octubre, noviembre y diciembre y seguirá viviendo situaciones difíciles.
Queremos que no sólo se diga lo que queremos escuchar, sino que se actúe para abordar los problemas que debemos solucionar, eso nos haría a todos diferentes.
Hoy son todos parecidos.